El día en que se le rinde culto a San Lázaro es el 17 de diciembre. Ese día o los días anteriores o posteriores muchos de sus fieles van en peregrinación hasta el Santuario del Rincón. Otros simplemente le encienden una vela, incluso los que no la poseen encienden un pabilo en aceite y le colocan flores a su imagen.
Glorioso Patrón de los Pobres, que en tantos tormentos me veo, con solo llamando tu espíritu me des lo que yo deseo y que encuentre que mis males sean remediados con solo decir esta oración:
En el Nombre de San Lázaro, que los buenos espíritus que me ayuden y que vengan en mi auxilio, cuando yo padezca de algún mal o esté en algún peligro que me los detengas y que a mí no lleguen, y que esto me sirva de una prueba de vuestra protección para mí y haced, San Lázaro, que tu espíritu sea mi fe y todo el que a mi lado estuviere, y que en ti, patrón, encuentre la fuerza que necesita mi materia para poder llevar estas pruebas de este planeta en que habitamos y de este camino que hay que pasar, mandado por Dios, nuestro Padre, pues en ti pongo mi fe para que me salves de ésta y me des consuelo a mis grandes males y que por tu valor tenga otro porvenir mejor a este que tengo, y que en el nombre de San Lázaro lo espíritus malos se alejen de mí con esta protección; San Lázaro conmigo y con él; él delante, yo detrás de él, para que todos mis males los haga desaparecer, la Gloria de todos. Amen.
El que esta oración tuviere, todos sus atrasos perdiere, y a los veinte días vendrá el patrón en sueños a indicarle en lo que ha de tener su suerte.
Si fe tuviere en él, se salvará también. AMÉN
En el Nombre de San Lázaro, que los buenos espíritus que me ayuden y que vengan en mi auxilio, cuando yo padezca de algún mal o esté en algún peligro que me los detengas y que a mí no lleguen, y que esto me sirva de una prueba de vuestra protección para mí y haced, San Lázaro, que tu espíritu sea mi fe y todo el que a mi lado estuviere, y que en ti, patrón, encuentre la fuerza que necesita mi materia para poder llevar estas pruebas de este planeta en que habitamos y de este camino que hay que pasar, mandado por Dios, nuestro Padre, pues en ti pongo mi fe para que me salves de ésta y me des consuelo a mis grandes males y que por tu valor tenga otro porvenir mejor a este que tengo, y que en el nombre de San Lázaro lo espíritus malos se alejen de mí con esta protección; San Lázaro conmigo y con él; él delante, yo detrás de él, para que todos mis males los haga desaparecer, la Gloria de todos. Amen.
El que esta oración tuviere, todos sus atrasos perdiere, y a los veinte días vendrá el patrón en sueños a indicarle en lo que ha de tener su suerte.
Si fe tuviere en él, se salvará también. AMÉN
Oración a San Lázaro por una enfermedad
Querido patrón y asistente de los pobres y enfermos, con esta oración te pido ayuda, y con la ayuda del Espíritu Santo, que el Señor siempre me proteja durante una enfermedad o en la salud. San Lázaro dame la fuerza para superar todas las tentaciones del mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Querido patrón y asistente de los pobres y enfermos, con esta oración te pido ayuda, y con la ayuda del Espíritu Santo, que el Señor siempre me proteja durante una enfermedad o en la salud. San Lázaro dame la fuerza para superar todas las tentaciones del mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración a San Lázaro Milagroso
¡San Lázaro, amigo de Jesucristo y hermano y protector de los que sufren! Tú que conociste el dolor de la enfermedad y la visita de Jesucristo te devolvió la vida en Betania, acoge benigno nuestras súplicas, cuando imploramos tu ayuda en esta hora de angustia.
Ruega al Padre Eterno para que tengamos una confianza serena y segura en el poder de Jesús.
San Lázaro Milagroso, resucitado por el divino poder de Jesucristo, te rogamos por el triste momento de tu agonía y por la infinita alegría que experimentaste cuando Jesús con aquellas dulces palabras te mandó salir del sepulcro, que intercedas con el Divino Maestro para que por tu mediación nos conceda lo que, confiados, te suplicamos. Amén.
¡San Lázaro, amigo de Jesucristo y hermano y protector de los que sufren! Tú que conociste el dolor de la enfermedad y la visita de Jesucristo te devolvió la vida en Betania, acoge benigno nuestras súplicas, cuando imploramos tu ayuda en esta hora de angustia.
Ruega al Padre Eterno para que tengamos una confianza serena y segura en el poder de Jesús.
San Lázaro Milagroso, resucitado por el divino poder de Jesucristo, te rogamos por el triste momento de tu agonía y por la infinita alegría que experimentaste cuando Jesús con aquellas dulces palabras te mandó salir del sepulcro, que intercedas con el Divino Maestro para que por tu mediación nos conceda lo que, confiados, te suplicamos. Amén.
Oración para pedirle a San Lázaro un favor
San Lázaro, en el nombre de Dios, te pido bendito San Lázaro, que cuando angustiados te invoquemos, en nuestras horas de dolor y anhelo de caridad y protección, ¡Oh! San Lázaro escúchanos por favor.
Bendito San Lázaro de Betania, amparo y sostén de María y Marta, a ti te llamo.
¡Oh! amado y siempre vivo espíritu de gracia, con la misma Fe y amor que Jesús llamo a la puerta del sepulcro, de donde saliste vivo y glorioso, para que con la misma Fé que Dios infundio en ti, me concedas lo que te pido (Haz tu pedido), invocando para ello el Inconmensurable amor con el que Dios te quiso premiar y con la resignación con que supiste soportar la vida material. Amén.
De la misma manera, yo hoy llamo a la puerta de tu Divino Espíritu, después de haber estado allí por espacio de tres días consecutivos, con tu cuerpo enterrado, y sin haber dado la más débil señal de impureza o imperfección.
San Lázaro, en el nombre de Dios, te pido bendito San Lázaro, que cuando angustiados te invoquemos, en nuestras horas de dolor y anhelo de caridad y protección, ¡Oh! San Lázaro escúchanos por favor.
Bendito San Lázaro de Betania, amparo y sostén de María y Marta, a ti te llamo.
¡Oh! amado y siempre vivo espíritu de gracia, con la misma Fe y amor que Jesús llamo a la puerta del sepulcro, de donde saliste vivo y glorioso, para que con la misma Fé que Dios infundio en ti, me concedas lo que te pido (Haz tu pedido), invocando para ello el Inconmensurable amor con el que Dios te quiso premiar y con la resignación con que supiste soportar la vida material. Amén.
De la misma manera, yo hoy llamo a la puerta de tu Divino Espíritu, después de haber estado allí por espacio de tres días consecutivos, con tu cuerpo enterrado, y sin haber dado la más débil señal de impureza o imperfección.
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